CASTO OCANDO
El Nuevo Herald
Más allá del activismo político y las preocupaciones sobre la conflictividad por la que atraviesa Venezuela, la comunidad venezolana que reside en el sur de la Florida muestra una nueva faceta que está impactando notablemente la vida cosmopolita de Miami: una nutrida oferta cultural y de espectáculos que no tiene precedentes en la corta historia de esta dinámica comunidad suramericana.
Una miríada de talentosos artistas, compositores, productores, directores de orquesta, educadores y empresarios del espectáculo de origen venezolano, están poblando la escena cultural de Miami en todos los ámbitos, incluso estableciendo récords de taquilla y dominando importantes enclaves artísticos y académicos.
Un numeroso grupo de profesionales venezolanos, muchos de ellos con una vida discreta en el sur de la Florida, están considerados entre los mejores de su categoría en el competitivo mundo del espectáculo y las artes escénicas, en disciplinas tan diversas como la música académica, el ballet clásico y la producción de música popular.
Creativos compositores y productores musicales venezolanos han llamado la atención de importantes instituciones como la Orquesta Sinfónica de Miami, cuyo director desde el 2005 es el afamado conductor y compositor caraqueño Eduardo Marturet, que presidió durante 14 años la prestigiosa Sinfónica de Berlín.
Archie Peña, un percusionista originario de Maracaibo que recorre el mundo junto a Shakira, es uno de los principales productores de Emilio y Gloria Estefan y un refinado ejecutante de percusiones afrolatinas que ha ganado un Grammy, y con frecuencia dicta talleres de percusión en India y Japón.
''Hay mucho talento establecido y muchos que están llegando'', aseguró Peña, que ha residido discretamente entre Miami y Nueva York por 17 años.
''Definitivamente hay un mercado creciente para la producción de artistas venezolanos en el sur de la Florida'', afirma Leopoldo Partidas, empresario del espectáculo que está promoviendo talento local en su restaurant Brasero's, ubicado en el Doral.
La oferta es variada y crece día a día: cantantes populares como Divine, Karina, Luz Marina; actores y actrices de teatro como Raúl González, Bettina Grand y Alicia Plaza; músicos como Ilan Chester, Leo Quintero, Carlos Puchi y Junior Romero; showmen como Orlando Urdaneta y Julio Gassett; coreógrafas y bailarinas como Keyla Ermecheo y Susan Bello; productores teatrales como Beatriz Urguelles y David Chacón, y promotoras museísticas como MireyaPower, directora de Piag Museum, la primera galería sobre ruedas en el sur de la Florida.
''Venezuela está sembrada de talentos y esa siembra está dando sus frutos ahora de una manera extraordinaria'', dijo a El Nuevo Herald Eduardo Marturet, el director de la Orquesta Sinfónica de Miami. ''Y en Miami es quizá más notable porque históricamente ha habido una afluencia muy marcada de venezolanos'', apuntó el también compositor, cuyo álbum de música latinoamericana Encantamento fue nominado al Grammy el año pasado.
De hecho, una de las obras incluidas en la temporada de la orquesta que se inicia esta semana, el Concierto para Clarinete y Orquesta de Cuerda, fue compuesta por el venezolano Alexander Berti, primer contrabajista de la sinfónica y músico de jazz, que fundó su propia escuela de música y orquesta juvenil en Doral.
''Miami es artísticamente en este momento un punto álgido y muy interesante, y los venezolanos están viendo ese potencial'', dijo Berti, que reside en Miami desde 1999.
''Lo que está pasando es que los venezolanos nunca fuimos inmigrantes, nunca tuvimos en el pasado la necesidad de salir de nuestro país, y ahora la necesidad es obvia por la situación del país, y el talento se está mostrando ahora en la palestra internacional, comenzando por Miami'', explicó el músico y compositor.
Uno de los artistas más versátiles de esta nueva ola de años recientes es Orlando Urdaneta. Oficialmente considerado un expatriado por razones políticas, Urdaneta ha desarrollado una variada labor como actor, comediante y conductor de programas televisivos y radiales.
''Estamos tratando de encontrar nuestro lugar en esta ciudad con mucho esfuerzo'', indicó el actor, que ha escenificado exitosos monólogos en varias salas de Miami, y actualmente mantiene un show de comedia en la calle 8, al tiempo que dirige el segmento satírico Tiro al Blanco con Urdaneta, en el programa de la conductora María Elvira Salazar.
Ha sido en el teatro donde la presencia venezolana se ha incrementado notablemente, incluso estableciendo records de taquilla.
La obra Visa para un sueño, escrita y protagonizada por Raúl González, acaparó más de 21,000 expectadores en dos cortas temporadas, casi siempre a teatro lleno, un hito en la historia del teatro Miracle, en Coral Gables, dijo Manuel Mendoza, productor de la obra.
''Los venezolanos que estamos en el mundo teatral venimos ya con una gran experiencia de teatro y danza desde Venezuela'', afirma Carlos Salazar, director técnico del Festival Internacional de Ballet de Miami, que se formó en el Teatro Teresa Carreño de Caracas, antes de irse a Nueva York y luego a Miami hace poco menos de una década.
''Hay muchas más obras y salas de teatro que las que había hace cinco años'', asegura Jenny Urribarri, escritora y directora de teatro infantil, que se encuentra preparando una nueva producción para el 2008.
En el campo de la educación artística, la presencia está aumentando a pasos agigantados. En Doral ya existen dos escuelas de música clásica, una orquesta sinfónica juvenil con estudiantes de secundaria, una coral infantil, y una escuela de ballet y actuación para niños.
''Venimos a ofrecer casi 40 años de experiencia internacional'', dijo Keyla Ermecheo, una de las más prestigiosas coreógrafas de Venezuela, fundadora del Ballet Metropolitano de Caracas, y que dirige en Miami su propia academia de ballet.
La oleada artística ha superado las diferencias sociales e incluso ideológicas.
''La situación de nuestro país ha llenado a Miami de refugiados, y esto ha generado entre nosotros una gran familiaridad: mis amigos son mis hermanos y así nos ayudamos'', afirma DAX, un artista de hip hop que ofrece espectáculos en clubes nocturnos de la playa, y que es originario del populoso barrio ''23 de Enero'' de Caracas, considerado un enclave ultrachavista,
David Chacón, productor y director de teatro que ha dirigido obras en la calle 8, explica que a pesar del impacto negativo del gobierno de Chávez en el país, los artistas ``tratamos de no mezclar la política con nuestro trabajo''.
Chacón es familiar del ex vicepresidente de Venezuela, José Vicente Rangel.