La ilusión de Paraguay
Por Alvaro Vargas Llosa
Yaguarón (Paraguay)— Un combustible sacerdote populista podría ganar los comicios presidenciales de abril próximo en Paraguay y convertirse en el nuevo aliado de Hugo Chávez en este país que limita con Brasil, Argentina y Bolivia. El surgimiento de Fernando Lugo, un ex sacerdote que militó en el movimiento católico conocido como “Teología de la Liberación”, ilustra las deficiencias de los sistemas democráticos de América Latina, que periódicamente dan lugar a movimientos de izquierda alimentados por el resentimiento social.
Llegué a Yaguarón, un pueblo aletargado al sur de Asunción que parece congelado en el siglo 18, para rodar un documental sobre el autoritarismo en América Latina. Me he fijado en estos días en José Gaspar Rodríguez de Francia, figura fascinante que gobernó Paraguay con puño de acero durante la primera mitad del siglo 19 y es parcialmente responsable de la tradición despótica de este país. Me sorprendió encontrar gente, desde campesinos hasta maestros de escuela, que expresaban admiración por un hombre que edificó su régimen sobre la noción de que Paraguay debía ser autárquico y ordenó a los paraguayos tocarse el ala del sombrero cuando se cruzaran con él.
Un Doctor Francia en versión moderna parece estar en ciernes. Una coalición llamada “Concertación Nacional” piensa que Lugo podría ser la respuesta a la corrupción política del Partido Colorado, que ha gobernado este país durante más de seis décadas. Como antídoto contra un sistema que ha empujado a mucha gente a vivir del contrabando, incluido el de drogas, los partidarios de Lugo proponen una combinación de políticas socialistas y nacionalistas bajo un fogoso agitador que, como su mentor Hugo Chávez, promete “justicia social”. La tragedia de Paraguay es que su diagnóstico es acertado…y su remedio, una receta para el desastre
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