jueves, 24 de enero de 2013

La violencia en América Latina


Los graves efectos económicos de la violencia en América Latina
 
La criminalidad en la región obliga a los gobiernos a destinar el 2% del PIB a combatirla y ha ralentizado el crecimiento en la zona


Pese al progreso que vive América Latina, el crimen y la violencia en la región siguen constituyendo el principal obstáculo para su desarrollo social y económico. Es en los países de la zona donde se concentran los mayores índices de violencia a nivel mundial, según datos del la Oficina de Droga y Crimen de Naciones Unidas y del Banco Mundial. La inseguridad ciudadana no sólo es el principal motivo de inquietud de sus habitantes, por delante de otros asuntos como el desempleo o la salud, según datos del Latinobarómetro, sino que absorbe una parte importante de los recursos y esfuerzos de los gobiernos de la región: América Latina invierte en combatir la violencia el 2% de su PIB. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) dedica estos días un seminario para cuantificar el impacto económico de este fenómeno en la zona y facilitar el uso de nuevas herramientas que garanticen la eficacia de las políticas públicas de seguridad ciudadana.
 
La inseguridad ciudadana no sólo es el principal motivo de inquietud de sus habitantes, por delante de otros asuntos como el desempleo o la salud, según datos del Latinobarómetro, sino que absorbe una parte importante de los recursos y esfuerzos de los gobiernos de la región

“Estudiar la causas que originan la violencia en América Latina es importante, pero también es muy necesario lograr una mejor estimación de los costes económicos de este fenómeno”, explica a EL PAÍS Gustavo Beliz, coordinador de la Plataforma de Seguridad Ciudadana del BID, una iniciativa que impulsó hace un año su director, Luis Alberto Moreno. “Los efectos de la criminalidad tienen unos costes tangibles que se hacen evidentes en los gastos de mantenimiento de infraestructuras públicas para combatirla y prevenirla, pero también se derivan otros más difíciles de mensurar, como el temor de los ciudadanos a convertirse en víctimas, la desconfianza en las instituciones públicas… que también tienen un impacto económico que debe evaluarse y que puede incidir en la forma en la que se desarrollen las políticas públicas”, indica Beliz.

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http://internacional.elpais.com/internacional/2013/01/24/actualidad/1359057966_585913.html