sábado, 12 de noviembre de 2011

TRANSICIÓN EN MARCHA

Oswaldo Álvarez Paz – El Nacional, noviembre 6, 2011

La transición que Venezuela necesita está en marcha. No me refiero a lo exclusivamente electoral, aunque también está incluido. Se trata de la creciente preparación de las verdaderas fuerzas motrices de la nación, para enfrentar exitosamente la coyuntura que se avecina. Hugo Chávez, en el mejor de los casos, está condenado a dejar la Presidencia en enero de 2013 como consecuencia de las elecciones del próximo 7 de octubre. No tiene más allá. 

Me refiero “al mejor de los casos” porque la ausencia podría producirse antes. No hay espacio para más disimulos y mentiras con relación a su enfermedad. La ausencia de información profesional autorizada por sus médicos tratantes, legitima las especulaciones. Mucho más cuando la credibilidad presidencial está en el suelo. Es el único vocero. Paralelamente el régimen se desploma. El vacío de poder aumenta, no hay gobierno capaz de cumplir con sus deberes y obligaciones constitucionales y legales. Nada funciona para bien. Lo poco que se mueve es en la dirección incorrecta del despilfarro, de la demagogia amparada por el derroche, de la escandalosa corrupción existente y de las igualmente graves desviaciones ideológicas y políticas que dan soporte a la voracidad por el poder que convierte en sospechosos de deslealtad a no pocos integrantes de la élite civil y militar que hace lo que le da la gana con la tolerancia o ignorancia de Chávez. Ahora están por su cuenta, en permanente vigilancia de unos contra otros para que nadie saque ventaja individual en la macabra confrontación que se desarrolla. Todos saben que se aproxima la hora final. Son protagonistas de lo peor del pasado y deberán rendir cuentas muy altas ante la justicia nacional, internacional y la divina, tardía pero siempre segura.

Mientras tanto la unidad avanza. Se trata de un gran esfuerzo para unir lo que es distinto por naturaleza. La alternativa es hija legítima del pluralismo. Pero ha entendido bien la necesidad de la unión. La unidad no debe confundirse con complicidad ni tolerancia hacia lo indebido. Puede ser, incluso, dinámica y diferenciada. Sin embargo los objetivos deben ser compartidos por todos y junto a la estrategia para alcanzarlos. Tampoco puede ser excluyente. Se trata de la construcción de un gran movimiento de unidad nacional, más allá de partidos y liderazgos políticos. Venezuela entera está convocada. Sectores económicos, sociales, académicos, militares, etc. Todos bajo un gran pacto de gobernabilidad que obligue a quien resulte electo a integrar un gobierno de coalición con los mejores venezolanos disponibles. La Constitución, aunque perfectible y mejorable, contiene los principios generales y las líneas maestras para que Venezuela pueda dar el gran paso hacia delante… si no fallan la voluntad y el coraje.