La Importancia de los Observadores Internacionales en las Elecciones
Normalmente, en cada país donde hay un proceso electoral en marcha y, desde luego, cuando ocurren las elecciones mismas, los dirigentes de los partidos políticos deben mantenerse en estado de alerta para tomar medidas en el sentido de que el proceso sea lo menos vicioso posible y que haya una conformidad nacional aceptable, dentro de la relatividad de las cosas humanas, cuando se ofrezcan los datos finales de la elección. Para esto es preciso, por supuesto, que no solamente en el período inmediatamente anterior a la elección sino durante todo el proceso haya limpieza de moral política que inspire confianza en lo que será el resultado final. La malicia local –por así llamarla– orienta al público en el sentido de saber si ha habido fraude en mayor o en menor grado. Y si no lo ha habido, que es lo deseable, es el producto de esa observación del electorado nacional.
Desafortunadamente, cuando se piden observadores internacionales antes del proceso mismo de la elección, hay subterfugios –no siempre– de parte del gobierno de turno para reducir el efecto positivo de esos observadores, que cuando denuncian una irregularidad pequeña o grande, tienen muchas dificultades para proyectar su criterio en los sectores todos que constituyen la opinión pública de cada país.
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