lunes, 18 de julio de 2011

El simulacro, las minicadenas

Mientras más insiste el Presidente en demostrar que nada ha cambiado, aumenta la sensación de que el Gobierno sin la energía enfermiza de Chávez es un pobre simulacro. Durante 13 años hemos soportado un estado de histeria, subsidiado por los precios del petróleo. Nadie ha gobernado, pero interminables cadenas, amenazas, chistes, nos convencieron de que algo pasaba en Venezuela. En realidad, la verborrea disimulaba la falta de una épica, una ética revolucionaria, un espíritu de sacrificio. Hemos vivido una telenovela grosera donde el lugar de los guerrilleros heroicos los ocuparon los oportunistas enriquecidos.


Esta parodia de miniconsejos de ministros, minicadenas, dan pena ajena. El silencio por unas semanas del gran animador nacional permitió abrir los ojos y quedar abrumados por el espectáculo de un país en ruina. Los venezolanos se sienten terriblemente hastiados.

El Presidente promete no tomarse ya 40 tazas de café al día, ni llamar a sus ministros a las 3:00 de la mañana, dormir y comer ordenadamente; reconoce que a su cuerpo le ha pasado factura tanto descuido y se encuentra como el país, en ruina; afirma que cambiará de estilo de vida, para mandar por los siglos de los siglos.

continua: