jueves, 15 de enero de 2009

La prensa y la izquierda contra Israel


La prensa y la izquierda contra Israel
Abel Ibarra

Uno de los argumentos que exhiben los detractores de Israel (sobre todo periodistas de opinión ligera), en el conflicto del Medio Oriente, es la supuesta “reacción desproporcionada” del ejército israelita contra la banda terrorista del Hamás.
El otro argumento es que Israel está disparando sobre la población civil palestina, que asiste como convidado de piedra al escenario del conflicto, hasta el momento en que termina curando sus heridas en la sala de un hospital, en más de un caso un hospital israelita, como lo planteó Carlos Alberto Montaner en un artículo escrito luego de su reciente visita a Israel.
Ambas argumentaciones son falacias que los mismos terroristas se han encargado de difundir y que, la izquierda mundial (siempre a contrapelo de un real sentido de justicia), repite sin que la anime un real sentido crítico.
En cuanto a la reacción desproporcionada a la cual se alude, cabría preguntarse dónde se podría ubicar el fiel de la balanza para que esa reacción sea proporcional.
Hagamos un ejercicio. Sería proporcional que en vez de 900 muertos sean 400, 300 o 200 las víctimas mortales del conflicto. ¿Se trata de un problema de cifras cuando se refieren a la gravedad del conflicto? ¿O es acaso sólo un argumento destinado a mostrar a los israelitas como uno energúmenos insensibles?.
Para completar el dramatismo teatral de esta argumentación, se suele exponer que los cohetes lanzados por Hamás sobre territorio israelita son de fabricación casera y de corto alcance, como queriendo decir que los muertos israelitas son menos muertos que los muertos palestinos, porque los mataron unas armas imperfectas lanzadas con absoluta buena fe, acompañada, por supuesto, de tornillos, tuercas, pedazos de metal que revientan como esquirlas en las cabezas de los muertos israelitas.

Los civiles
Para completar el desaguisado argumental, estos reblandecidos mentales aducen que, como siempre, es la población civil la que paga las consecuencias, argumento que suena de lo más humano si no fuera por un pequeño detalle: que los terroristas del Hamas se mezclan entre la población civil para realizar sus ataques y ocultan arsenales en mezquitas, hospitales, escuelas y pare de contar escenarios de la vida civil.
Además, ha explicado hasta la saciedad el Ministro de Defensa israelí, que antes de iniciar cualquier ataque, el ejército de su país ha hecho circular panfletos masivamente y ha efectuado más de 100 mil llamadas personales para que los civiles se pongan a resguardo.
Entonces ¿qué ocurre?. Está clarito: que buena parte de la población civil está contenta con el papel de escudos humanos a que los someten los angelitos del Hamas cada vez que realizan un ataque contra Israel, toda vez que, desde el punto de vista de los integristas radicales islámicos, la vida no vale nada.
Por eso uno no entiende cómo se quejan de que hay muertos civiles cuando, desde niños, los palestinos del Hamás son entrenados para convertirse en bombas móviles capaces de explotar entre víctimas inocentes, como ha ocurrido incontables veces en contra de Israel.
Pero lo extraño es que estos defensores de la “libertad” de Palestina, jamás invocan el mismo derecho a la libertad de Israel cuando se trata de víctimas de los descendientes de Abraham. El asunto está claro: hay una conspiración internacional contra los hebreos, incrementada desde que Ben Gurión creó el Estado de Israel en 1948. Y, detrás de esa conspiración, está la guerra solapada contra la democracia, que en ese país alcanza niveles deseables para el resto de los países del planeta. La guerra de Israel, como lo ha explicado hasta la saciedad Pilar Rahola, es la guerra del mundo por la democracia. Vale.