lunes, 19 de enero de 2009

Hablándole a los problemas

Hablándole a los problemas
Por: Ricardo Tribin Acosta

Quien no tiene problemas? Difícil decirlo pero es cierto que hay los que no los pasan, así sean una minoría. Los problemas vienen a veces sin esperarse, aun sin imaginar ni siquiera merecerlos. Hace poco a una familia la visitó una vecina, echando fuego por los ojos, para reclamarles que se oían ruidos desde su casa. La inesperada visita que fue a las 7 y 30 de la mañana, además de incómoda, fue inesperada. La dejaron sin embargo entrar y como era de esperarse no encontró nada que produjera sonido estridente alguno. La señora salió como se dice “con el rabo entre las piernas” y pese a haber sido bien tratada, decidió no volver a saludar a sus vecinos. O sea este es un típico problema ganado y sin comprar boleto.
Hay otros sin embargo que si obedecen a una causa real. Los malos negocios llevan a quiebras o a situaciones financieras difíciles. Los abusos del poder traen la protesta y en algunos casos la retaliación de los afectados. Las infidelidades conducen a problemas mayúsculos en las relaciones de pareja; los excesos en la bebida u otras substancias generan bastantes dolores de cabeza y el mal comer atrae situaciones nutricionales que llevarán a la obesidad y a otros problemas derivados
Y que hacer cuando todo esto sucede y nos agobia?.En primer lugar aceptar la responsabilidad cuando se ha convertido un error y entender que de el saldrán consecuencias, para luego hablarle a la situación diciéndole “Esto también pasará, y aunque es difícil, se que saldré de este momento incomodo”. Y si es una enfermedad, lo mejor será decirle “No…no acepto continuar enfermo. Se que me curare. Dios me ha reservado vida y en abundancia”. Curiosamente de esta manera se le dará un alto a la obsesión para cederle paso a la claridad mental que facilitará el hallar buenas y apropiadas soluciones para un momento y evento determinados que nos estén agobiando.