jueves, 10 de enero de 2008

Uribe está ganando la guerra

Uribe está ganando la guerra
Por Abel Ibarra


Resulta macabro designar una liberación de rehenes con el eufemismo de “canje humanitario”. Si hay rehenes es porque ha habido un secuestro, uno de los crímenes más inhumanos de los que se tenga noticia, sobre todo, cuando las personas sometidas a este suplicio son utilizadas como escudos humanos en una guerra que el presidente Uribe le ha venido ganando a la narcoguerrilla de las FARC.
La paradoja es que la “frase hecha” expresa la intención de realizar un acto aparentemente generoso, con el cual unos forajidos intentan ser absueltos de la culpa de tener seres humanos en cautiverio, aherrojados en campos de concentración que se creían de una historia pasada. Basta ver la foto de Ingrid Betancourt para que a uno se le arruguen las gónadas.
Pero lo más deleznable y es aquí donde lo de humanitario queda como un adjetivo seco, es si esa liberación se transforma en un show con el cual un grupo de desalmados como las FARC quiere lograr una estatura política que no tiene y un psicópata como Hugo Chávez pretende fabricarse una imagen de perdona vidas, cuando él mismo tiene sus propios secuestrados políticos en las cárceles venezolanas.

La liberación
El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, puso las cosas en su lugar y demostró que es uno de los estadistas más sagaces y equilibrados de nuestro maltratado continente. Después de desenmascarar a las FARC con el hallazgo del niño Emmanuel y de dejar a Chávez en ridículo, logró que la liberación de los rehenes se realizara dentro de sus reglas de juego: con discreción y cumpliendo su promesa (como ya lo había hecho), de suspender las acciones militares del ejército en la zona de liberación.
Pero ni modo, la egolatría de Chávez es un caballo sin control y cuando se enteró del desenlace que él mismo contribuyó a demorar, salió corriendo a satisfacer su micrófono manía. “Audiblemente emocionado, nuestro ministro del Interior me dijo: En este momento estamos recibiendo a Clara y Consuelo de manos de un comando de las FARC. Saludé al jefe de la patrulla de las FARC, a Clara y a Consuelo, emocionadas. (…) Están en plena libertad. Les dije a ambas: bienvenidas a la vida".
El “bienvenidas a la vida” es la guinda en la torta del cinismo de unos gobernantes que conocen, estimulan y aplauden, las crueles actividades que son el leitmotiv de las FARC, entre ellas el secuestro y la extorsión, en su intento de hacerse del poder en Colombia por la vía violenta.

El corolario
Pero Uribe les ha ganado una batalla más en su intento por lograr la paz en y ha demostrado que tenía razón. Desde hace tiempo la exigencia de las FARC para realizar el canje de rehenes, es que Uribe cree una zona de despeje, a lo cual el presidente se niega con sobradas razones. Crear esa zona de despeje es volver a entregarles el territorio de donde han sido expulsados, en una acción militar sostenida del gobierno colombiano.
Queda una pregunta en el aire: ¿por qué no liberan a Ingrid Betancourt?. Me temo que la alharaca formada por los franceses al culpar al presidente Uribe del fracaso de las negociaciones y la frivolidad de Sarkosy en el manejo del espinoso asunto, han favorecido a las FARC. Ahora el precio de Ingrid Betancourt ha subido en el mercado negro de la extorsión y ellos sabrán sacarle provecho.
Desde hace tiempo está sirviendo como un objeto para humillar a sus familiares y tratar de maniatar al gobierno colombiano, como ocurrió con los de los recién liberados, sometidos a los vaivenes de un proceso cruel, pantagruélico y feroz, como el organizado por unos asesinos y un payaso. Vale